El COVID-19 es más peligroso para las personas de más edad y por lo tanto la vacunación en México y el Mundo se organizado por grupos de edad. Como resultado vemos que las primeras dos "olas" que ocurrieron antes de la vacunación, tuvieron el mismo perfil de mortalidad por edades, mientras que una vez que inició la vacunación (en medio de la tecera "ola"), la mortalidad empezó a disminuir progresivamente en los grupos de edad vacunados.
Es importante que aunque la cuarta "ola" tuvo un gran número de casos, la vacunación siguió protegiendo a todos las personas vacunadas. La lección es que hay que vacunarse cuanto antes si no lo hemos hecho.
Aunque todos estamos en riesgo, desde el inicio de la pandemia se detectó que las personas mayores de edad están en mayor riesgo. En México, el riesgo relativo de fallecer por COVID-19 se duplica con cada diez años más de edad.
A lo largo de la pandemia, cerca del 70% de los fallecimientos han ocurrido entre personas de 60 ó mas años, aunque sólo el 20% de los contagios, y el 11% de la población nacional, corresponde a este grupo.
Afortunadamente, desde principios de abril hemos visto como se reduce la proporción de contagios y fallecimientos entre adultos mayores, lo cuál casi seguro corresponde al programa de vacunación. Aún falta muchas personas por vacunar, pero es importante que acudamos cuando sea nuestro turno.
El COVID-19 es una enfermedad peligrosa para todos , y por lo tanto debemos vacunarnos cuando sea nuestro. Sin embargo, como las personas mayores son más vulnerables, han sido prioridad durante la vacunación. En esta gráfica se aprecia que el riesgo relativo de fallecer por COVID-19 se ha reducido al menos a la mitad para la gente mayor desde el inicio de la vacunación, mientras que los grupos que se vacunaron después empiezan a mostrar reducciones también.
No se deben confundir estas reducciones con la efectividad ni con la eficacia de las vacunas. La primera medida sólo se calcula en los ensayos clínicos, y la segunda no se puede calcular con la información disponible. Más bien, estos riesgos relativos representan promedios poblacionales incluyendo vacunados y no vacunados. Si quieres saber cómo se calculan estos números checa este código.
Todos estamos en riesgo. Una buena parte de los fallecidos no tenían ninguna comorbilidad reportada. Es posible que algunas de estas personas tuvierna comorbilidades sin saberlo, pero de todas formas es claro que el COVID-19 es una enfermedad peligrosa para todos.
Sin embargo, hay condiciones demográficas, socioeconómicos y médicas que aumentan el riesgo para una persona con COVID-19. La gráfica muestra el riesgo relativo asociado con varios factores en México, para aquellas personas que mostraron síntomas antes del 1 de abril de 2021, ya que una vez que la vacunación masiva empezó a tener efecto, los riesgos disminuyen para los vacunados. Los resultados son similares a los de otros países: mayor edad, ser hombre, ser indígena, o padecer algunas enfermedades crónicas aumentan el riesgo por COVID-19.
Los detalles para calcular estos estimados están aquí.
En México, el número de días entre el incio de síntomas de COVID-19 y el fallecimiento tiene una mediana de 11 días. Este número es similar la mediana de 10 días reportada en un estudio sobre Italia, pero menor que la mediana de 14 días reportada entre algunos de los primeros casos en China.
Aunque el riesgo está asociado con varias comorbilidades, sexo y edad, ninguno de estos factores tiene una asociación estadísticamente significativa con la duración del intervalo entre aparición de síntomas y el fallecimiento. Esto podría deberse a que hay relativamente pocos fallecimientos en México.
Esta gráfica muestra el número de días que normalmente pasan desde que alguien muestra síntomas hasta que ingresa al sistema de salud (morado), entre el ingreso y la confirmación del caso (naranja), así como entre el inicio de síntomas y la confirmación (verde). Se muestra el promedio nacional en los últimos 60 días.
En México un caso tarda típicamente 11 días en ser confirmado: 4 ó 5 días es el tiempo típico entre el inicio de síntomas y el ingreso al sistema de salud, y 7 días es lo que demora la prueba
Una persona es altamente contagiosa 2 días antes de mostrar síntomas, y un contagiado suele tardar 5 días en mostrar síntomas. Esto significa que cuando un contagiado llega al sistema de salud, sus contagios ya han contagiado a terceras personas. La moraleja es que hay que acudir al sistema de salud y buscar hacerse la desde el primer día que inician los síntomas.