La epidemia en México se ha concentrado en las zonas metropolitanas que suelen tener mayor acceso a servicios. Sin embargo, en cada "ola" el número de municipios afectados se incrementa. Esta gráfica muestra como en la segunda "ola" la proporción de casos confirmados en municipios marginados ha sido menor que en la primera "ola". Esto indica que, de momento, una mayor proporción de la epidemia se ha concentrado en zonas urbanas.
Es importante notar que estas proporciones son subestimados del verdadero número de personas en situación de marginación que se han contagiado de COVID-19. Esto porque aún cuando las zonas metropolitanas se consideraran zonas de muy baja marginación, porque suelen existir todos los servicios, siempre hay una proporción de la población que vive en estas zonas y carece del acceso a muchos servicios. Los indicadores socioeconómicos que tenemos a nivel de paciente, declararse indígena y hablar lengua indígena, muestran que personas en estos grupos tienen un mayor riesgo de ser hospitalizados y fallecer por COVID-19 en México.
Aunque parece sorpresivo, municipios en donde un 30% de la población carece de acceso al sistema de salud, tienen prácticamente la misma mortalidad que municipios donde sólo el 3% tiene esta carencia. De hecho, a nivel municipal no parece haber relación entre carencias sociales y mortalidad por COVID-19. Aún mas extraño, municipios con mayor pobreza (la combinación de carencias sociales e ingresos por debajo de la línea de bienestar), tienen una mortalidad mucho menor que municipios con menos pobreza. Esto sucede probablemente porque los municipios con más pobreza y carencias han estado más aislados de la epidemia.
Por otro lado, municipios donde una mayor proporción de la población vive con ingresos menores a la línea de bienestar, pero con acceso a todos los derechos sociales básicos (vulnerables por ingreso) tienen una mortalidad por COVID-19 mucho mayor. Esto sugiere que aún con acceso a los derechos sociales, si una persona tiene bajos ingresos y vive "al díá", probablemente tiene que salir a laborar y exponerese a la epidemia, lo cual resulta en una mayor mortalidad.
Los indicadore indicadores de pobreza municipal vienen del CONEVAL.
Al ser relativamente pequeños, los municipios indígenas han reportado relativamente pocos casos y defunciones por COVID-19. La gráfica muestra la mortalidad por COVID-19 en municipios pequeños en relación con población indígena de estos municipios. Aunque hay una ligera tendencia hacia una menor mortalidad en municipios indígenas, esta tendencia es débil pero al menos podemos decir que habitantes de municipios indígenas tienen un nivel de riesgo similar a otros municipios pequeños.
Esto no quiere decir las personas indígenas tengan el mismo riesgo que quienes no son indígenas. Después de todo, muchos indígenas viven en zonas metropolitanas. De hecho, el ser indígena en México, incremente el riesgo de fallecer por COVID-19 en un 20% en promedio. En otras palabras, los indígenas se encuentran en una situación riesgo elevado por la pandemia, pero este riesgo disminuye para aquéllos que viven en comunidades predominantemente indígenas.