Esta gráfica muestra el número de fallecimientos confirmados por COVID-19 en el país que corresponden al Valle de México, otras zonas metropolitanas, y zonas no metropolitanas. Los fallecimientos siguen dismimuyendo lentamente, pero se espera que esto se revierta durante esta cuarta "ola".
Después de la cuarta "ola" la mortalidad a disminuid a sus niveles más bajos desde el inicio de la pandemia. Es claro que la vacunación funciona. Es imposible predecir cuál será la mortalidad en "olas" futuras, nuestra mejor defensa es la vacunación.
Los fallecimientos confirmados no son la única consecuencia mortal de la epidemia. El exceso de mortalidad puede usarse para medir las consecuencias directas e indirectas del COVID-19.
Los fallecidos por COVID-19 no son las únicas víctimas de la pandemia. Personas fallecen porque la saturación de los sistemas de salud no permite que sean atendidas, o porque se ven obligadas a estar encerradas con sus abusadores. Además, algunas muertes por COVID-19 no son diagnosticadas. En numerosos países se ha observado que la pandemia provoca un exceso de mortalidad.
En México, tenemos datos hasta hasta el 1 de enero de 2022. En el acumulado de exceso de mortalidad de toda la pandemia, se registraron 55% más defunciones que en el mismo periodo de años previos. Estos números son preliminares ya que el catálogo nacional de defunciones tarda dos años en finalizarse.
Cada estado ha sido afectado de manera diferente. También puedes consultar los datos, el código, y el análisis del gobierno.
Cada entidad ha sido afectada de diferentes maneras y en diferentes momentos. El exceso de mortalidad nos permite medir el costo humano en cada entidad.
Estas gráficas muestran el exceso de mortalidad con datos hasta el 1 de enero de 2022 para 8 de las 32 entidades federativas del país. La región con color indica las semanas con exceso de mortalidad. Se indica el número absoluto de exceso de mortalidad para canda entidad y el incremento porcentual. Las entidades federativas están organizadas alfabéticamente. Sube o baja en la página para ver más entidades.
Estos números son preliminares ya que el catálogo nacional de defunciones tarda dos años en finalizarse.
Cada entidad ha sido afectada de diferentes maneras y en diferentes momentos. El exceso de mortalidad nos permite medir el costo humano en cada entidad.
Estas gráficas muestran el exceso de mortalidad con datos hasta el 1 de enero de 2022 para 24 de las 32 entidades federativas del país. La región con color indica las semanas con exceso de mortalidad. Se indica el número absoluto de exceso de mortalidad para canda entidad y el incremento porcentual. Las entidades federativas están organizadas alfabéticamente. Sube o baja en la página para ver más entidades.
Estos números son preliminares ya que el catálogo nacional de defunciones tarda dos años en finalizarse.
Cada entidad ha sido afectada de diferentes maneras y en diferentes momentos. El exceso de mortalidad nos permite medir el costo humano en cada entidad.
Estas gráficas muestran el exceso de mortalidad con datos hasta el 1 de enero de 2022 de las 32 entidades federativas del país. La región con color indica las semanas con exceso de mortalidad. Se indica el número absoluto de exceso de mortalidad para canda entidad y el incremento porcentual. Las entidades federativas están organizadas alfabéticamente. Sube o baja en la página para ver más entidades.
Estos números son preliminares ya que el catálogo nacional de defunciones tarda dos años en finalizarse.
Cada entidad ha sido afectada de diferentes maneras y en diferentes momentos. El exceso de mortalidad nos permite medir el costo humano en cada entidad.
Estas gráficas muestran el exceso de mortalidad con datos hasta el 1 de enero de 2022 para 24 de las 32 entidades federativas del país. La región con color indica las semanas con exceso de mortalidad. Se indica el número absoluto de exceso de mortalidad para canda entidad y el incremento porcentual. Las entidades federativas están organizadas alfabéticamente. Sube o baja en la página para ver más entidades.
Estos números son preliminares ya que el catálogo nacional de defunciones tarda dos años en finalizarse.
Cada región geográfica del país ha sido afectada de manera diferente y en diferentes momentos.
La primera "ola" inició en la zona Centrosur, que incluye al Valle de México, y llegó relativamente tarde a las regiones Centronorte, Noreste y Occidente, pero estas regiones nunca lograron salir de esta primera "ola" antes de la segunda. Por otro lado las regiones Sureste y Suroeste fueron afectadas el verano pasado y, hasta el momento, no han sido afectadas tan gravemente por la segunda "ola", aunque esto siempre puede cambiar.
De cualquier forma, está claro que hay un incremento generalizado en el número de defunciones a lo largo del país, y todavía no vemos señales de descenso.
La letalidad es la proporción de gente enferma que termina falleciendo. Es un parámetro importante pero es casi imposible medirlo en tiempo real. Esto se ilustra con una simulación. Si pudiéramos medir todos los nuevos casos instantáneamente, terminaríamos subestimando la verdadera letalidad. Por otro lado, el retraso entre la aparición de un caso y su detección provoca que sobrestimemos la verdadera letalidad.
En el mundo real, el cálculo es todavía más complicado porque no detectamos todos los casos, y porque variaciones regionales causan diferentes tipos de error.
La simulación muestra que es posible estimar la letalidad de manera retrospectiva, una vez que no hay nuevos casos. Usando este principio, podemos usar la letalidad del COVID-19 en China (4.2%) y Corea del Sur (1.1%) para darnos una idea de lo que podemos esperar. La diferencia de 3% es el efecto entre la eficiencia de las medidas de mitigación. Quédate en Casa.
La letalidad es difícil de interpretar. En México podemos calcularla como el número de fallecimientos por cada cien casos (letalidad instantánea), o el número de fallecimientos por cada cien casos nueve días antes (letalidad con retraso).
Al inicio los dos estimados daban resultados diferentes, pero con el tiempo han tendido a converger. Esto es consistente con la observación de que los casos y fallecimientos están disminuyendo.
Aún cuando los estimadores de letalidad convergen, este valor es difícil de interpretar ya que ambos son afectados por la cantidad casos y fallecimientos que no son detectados por los sistemas de vigilancia epidemiológica.